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La diversidad es un concepto clave en la sociedad actual, especialmente en los ambientes laborales. Las empresas están cada vez más conscientes de la importancia de entender las diferentes características que nos hacen únicos. Estas características, que varían según el contexto bio-psico-social-espiritual de cada persona, conforman lo que se conoce como dimensiones de la diversidad. En este artículo, exploraremos varias de estas dimensiones y cómo pueden impactar en el entorno laboral.
Las dimensiones de la diversidad hacen referencia a las diferentes características que nos definen como individuos y que pueden influir en la forma en que interactuamos con los demás. Estas dimensiones son amplias y variadas, y comprenderlas es esencial para promover un ambiente inclusivo y respetuoso en cualquier organización.
Cuando hablamos de género, no nos referimos solo a los conceptos tradicionales de hombre y mujer. El género también incluye la identidad de género, es decir, cómo cada persona se percibe a sí misma. Esta identidad puede ser diferente de las categorías tradicionales, como es el caso de las personas no binarias o de género fluido. Además, se debe considerar la biología sexual con la que nacemos, que abarca nuestros órganos sexuales, cromosomas y hormonas.
El concepto de género también involucra la expresión de género, que tiene que ver con cómo una persona se muestra ante los demás, ya sea a través de su forma de vestir o de comportarse. Además, la orientación sexual, es decir, hacia quién se siente atracción, también es una dimensión importante.
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La diversidad funcional se refiere a la variedad de capacidades y habilidades que tienen las personas. Este concepto a menudo se asocia con la discapacidad, pero desde el modelo social de la discapacidad, se entiende que la limitación no está en la persona en sí, sino en las barreras del entorno que impiden su inclusión plena. Por ejemplo, el uso de una silla de ruedas no es una discapacidad en sí misma; el problema surge cuando una persona que utiliza una silla de ruedas se enfrenta a barreras como escaleras sin una rampa adecuada.
La discapacidad puede manifestarse de diversas formas: algunas son evidentes, como la discapacidad motriz, visual o auditiva, mientras que otras no son tan visibles, como la discapacidad intelectual, psico-social o orgánica.
El término neurodiversidad hace referencia a las diferencias en el funcionamiento del cerebro de las personas. Las personas neurodivergentes tienen cerebros que funcionan de manera distinta a los de las personas neurotípicas. Esto puede incluir condiciones como el espectro autista, TDAH (trastorno por déficit de atención con hiperactividad), dislexia, discalculia, dispraxia, entre otras.
La diversidad generacional se refiere a las diferencias de edad entre las personas que componen un grupo. Las distintas generaciones, como Baby Boomers, Generación X, Millennials, Generación Z, entre otras, crecen en contextos socioeconómicos, políticos y tecnológicos distintos, lo que influye en sus gustos, actitudes y comportamientos.
En un mundo cada vez más globalizado, la diversidad cultural se ha convertido en un aspecto importante en la interacción entre personas. Esta dimensión incluye las diferencias en países, idiomas y tradiciones, lo que enriquece la convivencia, pero también puede traer desafíos. Un ejemplo claro es cuando una palabra tiene un significado distinto según el país o la ciudad. Comprender estas diferencias culturales es esencial para fomentar una convivencia armoniosa y evitar malentendidos.
Existen muchas más dimensiones de la diversidad, como las relacionadas con el origen étnico, la condición socioeconómica, la diversidad cognitiva, la religión, entre otras. Lo importante es entender que no se trata de “poner etiquetas”, sino de reconocer que nuestras formas de pensar, sentir y vivir son diferentes y pueden estar influenciadas por estas dimensiones. Además, estas dimensiones pueden variar según el contexto en el que nos encontremos.
Es importante reflexionar sobre nuestras propias dimensiones de diversidad y las de las personas que nos rodean. ¿Estás consciente de las diferencias que existen dentro de tu equipo o entre tus clientes? Entender estas dimensiones es clave para crear un ambiente más inclusivo y respetuoso.
Una forma de conocer las dimensiones de la diversidad en tu organización es analizando la composición de la misma. Para ello, puedes aplicar cuestionarios de auto-identificación o self-ID, que permiten a las personas compartir información sobre sus características demográficas e identidades. Esto te brindará datos esenciales para diseñar tu estrategia de DEI (Diversidad, Equidad e Inclusión).
Algunos aspectos a considerar al aplicar estos cuestionarios son:
Cuanto más descubras la diversidad de tu organización, más cerca estarás de diseñar espacios donde cada mente y corazón alcance su máximo potencial.
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