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En el contexto de Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI), es fundamental comprender conceptos como otredad, discriminación, microagresiones y violencia laboral. Estos términos no solo ayudan a identificar comportamientos y mentalidades negativas, sino que también ofrecen una base para construir estrategias efectivas que promuevan una cultura de respeto y equidad.
La otredad ocurre cuando percibimos a alguien como “el otro” porque no comparte nuestras características o identidad. Este concepto puede ser positivo si nos lleva a valorar la diversidad como una oportunidad para aprender. Sin embargo, si lo usamos para descalificar o menospreciar, puede generar exclusión y discriminar.
Cuando la otredad se convierte en una barrera, abre la puerta a actitudes y comportamientos que perpetúan desigualdades y tensiones dentro de los equipos, las organizaciones y la sociedad.
La violencia es cualquier acto de fuerza ejercido por una persona o grupo para causar daño o imponerse sobre alguien más. Esta puede ser física, psicológica, verbal o de otros tipos. Si ocurre en el entorno laboral, se considera violencia laboral.
Las microagresiones son formas sutiles de violencia. Se manifiestan en comentarios o gestos que, aunque parecen inofensivos, envían mensajes negativos. Ejemplos incluyen frases como:
Estos comportamientos, a menudo no intencionales, refuerzan estereotipos y perpetúan desigualdades, afectando a quienes los reciben.
La discriminación tiene cuatro elementos clave:
Estas conductas no solo dañan a las personas directamente afectadas, sino que también impactan negativamente en la dinámica de los equipos y la reputación organizacional.
Las actitudes de otredad negativa, violencia, microagresiones y discriminación suelen afectar principalmente a los grupos históricamente excluidos, como las mujeres, las personas LGBTQ+ y aquellas con menores niveles socioeconómicos.
Estos comportamientos no solo ocurren en el entorno laboral, sino también en las interacciones con clientes, proveedores y comunidades. Identificarlos y erradicarlos es clave para garantizar un entorno equitativo y respetuoso.
Para prevenir y gestionar estos comportamientos, es esencial incluirlos en las estrategias organizacionales de DEI. Algunas acciones clave son:
En nuestra experiencia trabajando con empresas, hemos visto que reconocer y abordar estos temas no solo fomenta la inclusión, sino que también fortalece el sentido de pertenencia en el equipo y mejora los resultados organizacionales.
No se trata solo de evitar el daño, se trata de transformar actitudes y romper ciclos de exclusión que flagelan nuestras almas.
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