
Síguenos:
¿Cómo influyen nuestras formas de pensar en el éxito de una cultura inclusiva? Las mentalidades, esos patrones de pensamiento y creencias que moldean nuestra interpretación del mundo, tienen un impacto directo en cómo nos relacionamos con las demás personas. Comprenderlas es esencial para diseñar estrategias efectivas en Diversidad, Equidad e Inclusión (DEI).
Según la psicóloga Carol Dweck, las personas pueden adoptar una mentalidad fija o una mentalidad de crecimiento, dependiendo del contexto.
Las personas con mentalidad fija creen que las habilidades y características son innatas e inmutables. En DEI, pueden pensar cosas como: “No tengo prejuicios” o “Prefiero no decir nada para no equivocarme”.
Por otro lado, las personas con mentalidad de crecimiento creen en el desarrollo y aprendizaje constante. Pueden decir: “Si alguien tiene un estilo diferente de trabajo, podemos aprender mutuamente”.
Stephen Covey, en Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva, explica que una mentalidad de escasez percibe los recursos y oportunidades como limitados.
En DEI, esto se traduce en pensamientos como: “Si contratamos personas diversas, podríamos perder talento calificado”.
En contraste, la mentalidad de abundancia cree que el éxito y las oportunidades pueden beneficiar a todas las personas. Por ejemplo: “Incluir a colegas de otras culturas puede generar nuevas ideas y expandir nuestras posibilidades”.
Este modelo, basado en investigaciones de Milton y Janet Bennett y Mitchell Hammer, describe cómo avanzamos desde una mentalidad monocultural hacia una mentalidad intercultural.
Las etapas son:
Cambiar mentalidades en temas de Diversidad, Equidad e Inclusión toma tiempo, pero los resultados valen el esfuerzo. En nuestra experiencia apoyando a múltiples empresas, hemos observado que al identificar dónde se encuentran las personas en sus organizaciones y diseñar estrategias específicas, pueden transformar sus culturas hacia unas más inclusivas y equitativas.
Construir una cultura inclusiva es como encender una lámpara en una habitación oscura: primero iluminas tu mente, y luego permites que otros encuentren el camino.
Síguenos: