
Síguenos:
La diversidad, equidad e inclusión (DEI) nos invita a reflexionar sobre las ventajas y desventajas que moldean nuestras experiencias en diferentes contextos. Uno de los conceptos más importantes en esta conversación es el de los privilegios, un tema que, aunque complejo, puede abrir la puerta a cambios significativos en el entorno laboral y en la sociedad.
En términos simples, los privilegios son elementos que nos ponen en ventaja en comparación con otras personas en determinados contextos. No son intrínsecamente buenos o malos, simplemente existen. Comprender esto nos ayuda a abordar las dimensiones de la diversidad como género, edad, orientación sexual y muchas otras, desde una perspectiva empática.
Además, los privilegios son dinámicos y cambian dependiendo del entorno. Por eso, es fundamental entender la interseccionalidad, un término acuñado por Kimberlé Crenshaw, que explica cómo nuestras identidades múltiples (como género, edad, o discapacidad) interactúan para crear experiencias únicas.
Reconocer los privilegios puede ser un tema delicado, ya que muchas personas lo perciben como admitir una “ventaja injusta”. Sin embargo, aceptar que algunas personas enfrentan menos barreras que otras no resta valor a nadie. Más bien, nos invita a reflexionar sobre cómo podemos reducir desigualdades y fomentar un entorno equitativo.
Como dijo Crenshaw: “Si no se puede nombrar un problema, no se puede resolver”. Identificar privilegios y desventajas es el primer paso para construir una cultura organizacional más inclusiva.
Una herramienta práctica para reflexionar sobre privilegios es la Rueda de Privilegios o Círculo de Privilegios, que muestra cómo diferentes aspectos de nuestra identidad (como género, nivel educativo o clase social) nos otorgan ventajas o nos colocan en desventaja en ciertos contextos.
Por ejemplo, en la dimensión de educación, quienes tienen acceso a una formación universitaria de prestigio suelen disfrutar de más oportunidades laborales y de liderazgo. Mientras tanto, quienes no cuentan con ese privilegio enfrentan mayores barreras, a pesar de sus habilidades.
Esta herramienta permite a las organizaciones entender su contexto interno y diseñar iniciativas que promuevan la equidad y la inclusión.
¿Cómo podemos ajustar el juego para que todas las personas tengan las mismas oportunidades? La respuesta está en reconocer las barreras, rediseñar las reglas y fomentar una cultura donde todas las personas puedan prosperar.
Una forma de abordar este tema en la empresa es a través de dinámicas como la de “El reto de encestar” que realizamos en las capacitaciones que impartimos, aplicando la Metodología de Aprendizaje Experiencial Kolb.
Reflexión sobre privilegios en tu organización. Responde estas preguntas clave:
A lo largo de los años ayudando a empresas de diversos sectores, hemos observado que un abordaje constructivo y vivencial en este ámbito de privilegios, no desde la culpa o reclamo, es mucho mejor recibido por las personas como punto de partida para el autoconocimiento, la empatía y la construcción de entornos más equitativos e inclusivos.
La verdadera transformación comienza cuando reescribimos las reglas del juego para que sea un juego justo para todas las personas.
Síguenos: