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El lenguaje es un sistema de códigos, símbolos y signos por el cual la humanidad logra expresar ideas y sentimientos, ya sea de manera gesticular, sonora o gráfica. Aunque el uso del lenguaje ha sido imprescindible para el progreso de diversas culturas, también ha sido causa de conflictos bélicos por ideas opuestas que terminan en conductas disruptivas en la sociedad. Ejemplo de ello es la actual distinción entre lo femenino y lo masculino, realmente no quiere decir que sea sexista o indicativa de discriminación expresarse separando a las mujeres de los hombres, de hecho a veces es necesario; sin embargo, la situación se torna “sexista” cuando las distinciones son mayormente jerárquicas y excluyentes, valorando más a un género que al otro.
El lenguaje sexista presenta un enfoque masculino, a esto se le denomina androcentrismo: palabra derivada del griego andros (hombre), es cuando al género masculino se le asigna un valor superior y universal que invisibiliza lo femenino. Por ejemplo, una expresión sexista sería “el hombre descubrió la luna”, la alternativa no sexista es “la humanidad descubrió la luna”.
Tal punto de vista del androcentrismo; donde el hombre es el modelo, la medida y la representación de la humanidad, proviene de una falsa idea que se ha construido de generación tras generación. Esta falsa idea justifica la desigualdad de género por diferencias biológicas y da, como resultado, una visión que separa la participación de mujeres y hombres según los roles que la sociedad impone en la vida pública y privada.
Estos roles asocian a la mujer con la maternidad, las emociones o la vida íntima con la familia, y al hombre como proveedor, racional y arquitecto de la vida pública y el orden social. Esta visión prototípica o androcéntrica también impone un tipo de masculinidad que impide el reconocimiento de la diversidad entre los propios hombres, dictaminando que el modelo masculino debe ser jefe de familia, profesional, sin discapacidades, blanco y heterosexual, entre otros atributos.
El androcentrismo es utilizado en la comunicación cotidiana, por lo que muchas veces no se está consciente de su uso. Es imprescindible comenzar a tomar conciencia sobre el lenguaje excluyente y sexista, adoptando formas diferentes de expresarse, es por ello que se comenzó a emplear el lenguaje inclusivo o lenguaje incluyente.
El lenguaje inclusivo busca eliminar el sexismo, dar visibilidad a las mujeres, equilibrar el género y dar mayor valor a la diversidad que constituye la sociedad. Para ello trata de evitar expresiones sexistas que demuestren subordinación, desprecio o ridiculización de las mujeres y que, por el contrario, denote sus atributos como personas activas e independientes. Pero no solo eso, sino que se moldea el lenguaje para integrar la diversidad global que existe y la igualdad de trato.
Hay una gran polémica sobre si el uso del lenguaje incluyente es correcto o no, esto se debe a que personas emplean signos para sustituir letras que denominan género como (x) o (@), así como otras modificaciones del lenguaje. Las personas son libres de expresarse como lo requieran. A continuación te mostramos algunos ejemplos de frases sexistas y cómo es su alternativa no sexista, incluyente o neutra.
Como puedes observar, hay múltiples maneras de emplear el lenguaje incluyente, no sexista y neutro. Es importante propiciar su correcto uso, es por ello que en DT Latina buscamos compartirlo con nuestra comunidad. Si quieres conocer más a fondo sobre este tema puedes consultarlo en el texto “Recomendaciones para el uso incluyente y no sexista del lenguaje” publicado por la CONAPRED.
Asimismo, en DT Latina te ofrecemos guía, mentoría y capacitación para el uso de lenguaje inclusivo en la comunicación interna y externa de tu organización como parte de nuestros servicios de IDEA -Inclusión, Diversidad, Equidad y Accesibilidad-, propiciando así una convivencia sin estereotipos ni discriminación. ¡Conócelo aquí!
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